¿Pensabas que el estudio de la química era ajeno al estudio de la luz?
‘En muchos aspectos, me dijo el tío Dave, la historia de los descubrimientos químicos era inseparable de la búsqueda de la luz.’
‘Las luces –la antigua pasión de mi familia- siguen evolucionando de una manera maravillosa. Las luces de sodio, con su espléndido amarillo, se pusieron de moda en los años cincuenta, y las luces de cuarzo-yodo, las resplandecientes luces halógenas, aparecieron en los sesenta.’
La diferencia fundamental reside en el material emisor. En un caso el emisor es un gas o un vapor como el mercurio o el sodio, que emite debido a la presencia de una descarga eléctrica en su seno. En el otro caso, se trata de un sólido como el W (o tungsteno) que está incandescente debido a que a través de él circula una corriente eléctrica.
‘Cuando mi madre vio lo mucho que me cautivaban esas luces, me mostró que si se arrojaba un pellizco de sal a la estufa, la llama del gas aumentaba de tamaño y adquiría un color amarillo brillante. Esto se debía a la presencia de sodio.’
En el caso de la lámpara de mercurio o la de sodio, el espectro que aparece es discontinuo. En el caso del sodio, amarillo. En el caso de la lámpara de wolframio o tungsteno, el espectro es continuo y contiene todas las longitudes de onda del espectro visible.
‘A finales del siglo XIX se entabló una lucha entre la iluminación eléctrica y la de gas, la balanza se inclinaba hacia una o hacia la otra.’
‘A mi tío le gustaba decir que la idea de Edison de luz para las masas se había conseguido por fin gracias a la bombilla incandescente.
Si alguien pudiera observar la Tierra desde el espacio exterior, ver cómo cada 24 horas se adentraba en la sombra de la noche, distinguiría millones, cientos de millones de bombillas incandescentes brillando (…), dando luz gracias al tungsteno (…), y sabría que el hombre por fin había conquistado la oscuridad. El tío Dave decía que la bombilla incandescente había contribuido a cambiar las costumbres de los hombres más que cualquier otro invento.’
Extractos del libro de Oliver Sacks “El tío Tungsteno. Memorias de un químico precoz”. Editorial Anagrama, 2001 (Barcelona).
Programa 343 Oliver Sacks o la complejidad de la mente (19-01-2005)
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