¿Pensabas que la diabetes es una enfermedad de la sociedad moderna? Pues no, ya se diagnosticaba en la antigüedad: el médico griego Arameos la llamó diabetes mellitus por el sabor dulce de la orina de quienes la padecían.
Desde que en 1921 se trató al primer diabético con un extracto de páncreas de buey, los diabéticos que han incorporado en sus hábitos cotidianos la inoculación de insulina, pueden llevar una vida totalmente normal.
Ahora bien, ¿mediante qué proceso la glucosa llega a sangre?
Inmediatamente después de ingerir un alimento empezamos a digerirlo. Uno de los productos más abundantes de este proceso es la glucosa. Así pues, tras una comida, el nivel de glucosa en sangre siempre aumenta.
En condiciones normales, cuando el nivel de glucosa en sangre alcanza un determinado valor, el páncreas libera insulina: esta hormona almacena el excedente de glucosa en el hígado.
Cuando, inversamente, el nivel de glucosa en sangre disminuye más de lo necesario, el páncreas segrega otra hormona, que liberará de nuevo glucosa a sangre.
De esta manera los niveles de glucosa se mantienen entre los límites deseables y nuestro organismo funciona equilibradamente.
Ahora bien, cuando se desequilibra este juego entre hormonas que almacenan y liberan glucosa, se producen situaciones indeseables. Niveles bajos de azúcar en sangre provocan una hipoglucemia, estado en el que todos nos hemos encontrado alguna vez.
Inversamente, niveles altos de glucosa en sangre frecuentes como en diabetes descompensadas, pueden ser muy perjudiciales a largo plazo, porque acaban complicándose con ceguera y gangrena de las extremidades.
Estas complicaciones pueden evitarse fácilmente: una inyección de insulina mantiene los niveles de glucosa en sangre dentro de la normalidad. Pero mucho más cómodo será cuando la terapia con células madre supla al páncreas en la secreción de insulina.
Programa 333 Hormonas que curan y que matan (10/11/2004)
Enlaces de interés
REDES 227: La diabetes
MedlinePlus Enciclopedia Médica: Diabetes mellitus